lunes, 9 de febrero de 2015

Historias de adopción: Caballero

Quiero invitaros a todos a una nueva iniciativa para promover la adopción de perros y gatos.

Una nueva sección de mi blog llamada "Historias de adopción" comienza a funcionar. Se trata de una página donde podrás encontrar distintas historias de adopción de mascotas contada por sus dueños. Cómo fue el proceso de adopción, qué significó para ellos y cómo les cambió sus vidas (tanto a sus mascotas como a ellos).
Si quieres participar simplemente pincha en la página  y lee las instrucciones.
Por un mundo con menos animales sin hogar.




La adopción de Caballero:

5 años,  7 meses, 24 días y algunas horas y minutos atrás, Caballero, un galgo blanco, entró a formar parte de nuestras vidas.


Mi perro de la infancia tuvo que ser sacrificado por un tumor en el bazo que lo desangró por dentro. El animal estaba sufriendo tanto que tuvimos que tomar una de las decisiones más duras de toda mi vida: eutanasiarlo. De alguna manera, prefiero ver aquel momento como el último acto de amor que pude hacer por mi mascota.
Fue muy duro cuando entramos en la sala a despedirnos de él y ver, a pesar de su dolor , que todavía movía la cola al vernos.
Mi perro de la infancia

A las semanas decidí que era el momento de poner otro amigo peludo en mi vida. Nunca he sido muy aficionada a las razas de perros, me llaman la atención sus particularidades, pero lo que realmente me gusta son los perros sin más, de todos los colores y formas.
Sin embargo, desde bien pequeñita conocía la situación de los galgos, y siempre me habían dado lástima. Claro que esa cara alargada y esos ojos negros azabache no ayudan a no sentir lástima por ellos.
Así que decidí adoptar un galgo.
A pocos metros de la protectora ya se oían ladridos. Nada más entrar al recinto pude ser testigo de las estadísticas: España es uno de los países con más abandonos de animales. También pude ver un galgo blanco al fondo del recinto.
Caballero a los pocos días de ser adoptado
Acababa de comenzar el recorrido por la protectora cuando yo ya me había decidido. Pregunté por el galgo blando del fondo y siendo honesta tengo que reconocer que su edad me echó para atrás. Aquel galgo tenía cuatro años. Ahora sé que no son muchos, pero en aquel momento acababa de pasar por la muerte de mi primer perro y quería retrasar ese momento lo máximo posible adoptando un perro más joven. Sin embargo las palabras de la voluntaria de la protectora me hicieron recapacitar: cada día que pasa, cada día que envejece, sus probabilidades descienden.

Una semana más tarde y tras varios análisis, Caballero llegaba a casa. Su primer paseo fue al veterinario ya que tenía algunas heridas y sangraba por las encías al comer. Cremas, antibióticos, limpieza de boca y pienso le hicieron mejorar en tan solo unas semanas. También engordó 9 kilos.

Cuatro años más tarde, mi novio Adrián y yo nos mudamos a Londres. Estuvimos varios meses buscando una casa que admitiese mascotas, cosa que no fue nada fácil. Pero al final, la encontramos.
Así que seis meses después fuimos a España en coche (lo sé....una locura) para buscar a nuestro queridísimo galgo, que hasta ese momento se había quedado con mis padres en Madrid. Una vez conseguido su pasaporte, hechos sus análisis, puestas sus vacunas y reservado una plaza en el Eurotunnel, Caballero estaba listo con una maleta llena de abrigos y juguetes.
Todo listo para la aventura
Así emprendimos un viaje de 2000 kilómetros y 20 horas atravesando Londres, París, Burdeos, San Sebastián, Burgos y Madrid. (Y lo mismo de vuelta, pero con nuestro peludo a bordo).

Caballero adora correr por los parques ingleses, levantar todo el césped con sus patas traseras, tomar gravy de perros con la comida y aprender inglés.

Y para ser honestos, mi perro siempre fue importante para mi, pero viviendo en el extranjero no puedo explicar con palabras lo que significa día a día verlo, salir a pasear con él y ver películas tumbados en el sofá.

Ilustraciones por Victor Heitzmann.


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